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miércoles, 7 de septiembre de 2016


Felicidad
La felicidad es un estado del ánimo que supone una satisfacción. Quien está feliz se siente a gusto, contento y complacido. De todas formas, el concepto de felicidad es subjetivo y relativo. No existe un índice de felicidad o una categoría que haya que alcanzar para que alguien se considere como una persona feliz.
Desde un punto de vista biológico, la felicidad es el resultado de una actividad neural fluida, donde los factores internos y externos Muchos son los estudios y las ramas científicas que se han centrado en analizar en profundidad el concepto de felicidad y es que la misma es el objetivo que todas las personas buscamos a lo largo de nuestra vida. En concreto, nos topamos con el hecho de que tanto la filosofía como la antropología, la sociología o la psicología tienen como elemento de trabajo a aquella.Así mientras que la Antropología lo que hace es investigar cómo las distintas culturas han conocido que la felicidad es una cosa y no otra, la sociología estudia lo que son los factores sociales que contribuyen no sólo a lo que cada individuo considere como tal sino también a lograr la misma.
Por su parte, dentro de la Psicología Positivista, que fue fundada entre otras por el psicólogo norteamericano Martín Seligman, nos encontramos con una rama que se llama paradigma positivista. Una figura esta que, al igual que los restos de miembros de dicha área científica, considera que la felicidad es el fruto de la suma de lo que son las actividades positivas y las emociones positivas. En concreto ejemplos de estas últimas serían la satisfacción, el placer corporal, el orgullo, la alegría o el optimismo.

El ser humano suele sentir felicidad cuando alcanza sus objetivos y cuando logra solucionar los distintos retos que se enfrenta en su vida cotidiana. En los casos en que esto no se logra, se produce la frustración que lleva a la pérdida de la felicidad.Las personas que se sienten autorrealizadas y plenas son más serenas y estables, ya que logran un equilibrio entre las cargas emocionales y las cargas racionales.
Hay quienes creen o sienten que la felicidad está relacionada con los bienes materiales y con el dinero. Por eso existen frases como “El dinero no hace la felicidad, pero ayuda”. Es que el dinero es el medio necesario para la satisfacción de las necesidades materiales humanas; una vez que éstas están satisfechas, el individuo tiende a buscar productos que le proporcionen mayor felicidad.

¿Qué es la Psicología Positiva?

La Psicología Positiva es un nuevo enfoque de la psicología que estudia lo que hace que la vida merezca ser vivida. Es el análisis de lo que va bien en la vida, desde el nacimiento hasta la muerte (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). Dicho enfoque estudia la experiencia óptima, esto es, a las personas siendo y dando lo mejor de sí mismas. Los resultados de las investigaciones de la psicología positiva tienen el propósito de contribuir a una comprensión científica más completa y equilibrada de la experiencia humana y transmitir lecciones valiosas acerca de cómo construir una vida feliz, saludable, productiva y significativa (Park y Peterson, 2009).

La vida de todas las personas tiene picos y valles y la psicología positiva no niega en absoluto el sufrimiento humano. Su premisa es más equilibrada: lo que es bueno de la vida es tan genuino como lo malo y por lo tanto merece igual atención por parte de los psicólogos (Peterson y Park, 2003). Así, la psicología positiva parte de la idea de que la vida implica algo más que evitar o resolver problemas y que las explicaciones de lo que es una buena vida deben hacer más que centrarse en el reverso de los problemas.

 Las personas son consideradas como seres imperfectos y frágiles, víctimas de entornos crueles o de una mala genética.
Por su parte, la psicología positiva cuestiona los supuestos del modelo de enfermedad. Exige prestar tanta atención a la fortaleza como a la debilidad, tanto interés a la construcción de las mejores cosas de la vida como a la reparación de las peores y tanta atención a lograr una vida plena para las personas sanas como a curar las heridas de las personas enfermas. Es necesario entonces que los psicólogos interesados en promover el desarrollo del potencial humano partan de unos supuestos diferentes y planteen preguntas distintas a las de sus colegas que asumen tan solo un modelo de enfermedad (Park y Peterson, 2006). De esta forma, la psicología positiva parte de la premisa de que la excelencia y la bondad humana son tan auténticas como la enfermedad, el trastorno y el sufrimiento. En consecuencia, los psicólogos positivos sostienen que estos temas no son en absoluto secundarios ni derivados.
El marco de la psicología positiva proporciona un esquema integral para describir y entender en qué consiste una buena vida (Park y Peterson, 2009). Este campo se puede dividir en cuatro áreas relacionadas entre sí:

•      Experiencias subjetivas positivas (felicidad, plenitud, fluir) 
•      Rasgos individuales positivos (fortalezas del carácter, talentos, intereses, valores) 
•      Relaciones interpersonales positivas (amistad, matrimonio, compañerismo) •      Instituciones positivas (familias, escuelas, negocios, comunidades)


Esta división asume de modo implícito la siguiente teoría: las instituciones positivas posibilitan el desarrollo de relaciones positivas, lo que facilita el surgimiento de rasgos positivos y, al mismo tiempo, facilita experiencias subjetivas positivas (Park y Peterson, 2003). La palabra "posibilitar" evita el estricto lenguaje causal. Las personas pueden ser felices o estar contentas aun en la ausencia de buen carácter, y el buen carácter puede funcionar en contra del contexto interpersonal e institucional. No obstante, las personas alcanzan su mejor estado cuando las instituciones, las relaciones, los rasgos y las experiencias convergen. Consecuentemente, el buen funcionamiento en la vida es el resultado de la combinación de estos cuatro dominios.


Cabe mencionar que la psicología positiva es criticada en algunas instancias por su implacable énfasis en ser positivo, feliz y alegre (Coyne y Tennen, 2009). Esta crítica refleja un malentendido, ya que los psicólogos positivos simplemente proponen que lo positivo acerca de la vida es digno de estudio, además de lo negativo. La felicidad es sólo uno de los muchos temas de interés para la psicología positiva. Entre los temas que también se estudian se encuentran las fortalezas del carácter, como la gratitud y el optimismo, la resiliencia, el significado y el propósito, el compromiso y las buenas relaciones.


Los psicólogos positivos no niegan los problemas que experimentan las personas. No ignoran lo negativo, como las tensiones y las adversidades, en su intento de comprender lo que significa vivir bien (Park y Peterson, 2003). De hecho, lo que supone un mayor reto en la vida puede establecer el escenario para lo que resulta más gratificante. En este sentido, a menudo observamos que en las experiencias emocionales complejas se entremezcla lo positivo y lo negativo; que el optimismo se hace más evidente cuando las personas se enfrentan a contratiempos y fracasos; que las crisis revelan las fortalezas del carácter; y que el desafío constante es un prerrequisito para la experiencia de flujo en un momento dado y para lograr algo importante en la vida. En este sentido, identificar y utilizar lo que uno hace bien puede ser una manera eficaz de abordar y resolver problemas psicológicos al aprovechar las fortalezas y las cualidades personales.
En conclusión, la psicología positiva no pretende reemplazar a la psicología tradicional, sino complementarla mediante la ampliación de los temas de estudio legítimo con el objetivo de obtener una descripción completa y equilibrada de la condición humana.




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